La catástrofe climática que
devastó a Comodoro Rivadavia hace poco más de un mes, dejó un tendal aún mayor
que la gran cantidad de familias damnificadas e infraestructura destruida. La
emergencia desató lo mejor de la gente, su solidaridad desinteresada y la
fuerza para salir adelante, pero también, en algunos casos, lo peor. Por
suerte, respecto a esto último, fueron minoría quienes optaron por sacar
ventaja de la situación, pero es algo que se debería erradicar por completo.
Héroes, aquellos anónimos y no
tan anónimos, que se pusieron a disposición de sus vecinos, ya sea mediante
donaciones, ayudando a sacar agua y barro, alojando a personas que, en algunos
casos, no conocían, llevando un plato caliente a quienes no tenían para comer,
entre otras actitudes que hablan de la calidad humana que poseen la mayoría de
los comodorenses. Héroes también, quienes desde otros puntos del país
organizaron movidas para recolectar todo lo necesario para los afectados en
nuestra ciudad, incluso sin tener siquiera un familiar o amigo viviendo en
estas tierras.
Villanos, los que aprovecharon la
catástrofe para generar más caos, saqueando lo poco que le quedaba a algunas
familias, llevando donaciones para luego venderlas, inventando cadenas con
informaciones falsas en las redes sociales por diversión o interés y otros
actos maliciosos poco razonables en relación a lo que se estaba y está
viviendo, aún para quienes no suelen hacer de la buena conducta una forma de
vivir.
Por último, los oportunistas.
Quizás lo más preocupante, en cierto modo. Personas supuestamente preparadas,
con experiencia en sus profesiones, más allá de su credibilidad o ideología.
Socios del Club de Adoradores del Flash, diría alguien que peina canas. Gente
cuyo ego le hizo creer que parecer es más importante que ser, que sacar chapa
automáticamente los transforma en héroes.
Algunos, desde atrás de los
micrófonos, buscando el pelo al huevo, vendiendo pescado podrido, tirando
versiones a conveniencia o intentando provocar a los vecinos para empeorar más
las cosas, no con empatía ni pensando en la situación desesperante y en el
dolor de los damnificados, sino por beneficio propio. Otros, apareciendo
estratégicamente ante las cámaras o publicando selfies en redes sociales para
mostrar que son héroes en este lío.
El denominador común para todas
estas actitudes es el intentar poner el ego o la chapa por sobre los demás. Eso
no es ser héroe, ni califican siquiera como villanos. Es ser una pobre persona
entendiendo mal aquel mensaje de Mascherano en Brasil, creyendo que la mayoría
de la gente es capaz de tragarse semejante sapo. El yoyó ya fue, era un juego
de niños décadas atrás. Nunca un valor que te convierta en héroe.
1 comentario:
NOMBRES... sino es mas de lo mismo
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